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Resumen de la Ponencia del Prof. Juan José Rossi ante la Comisión de Educación del Senado de la Provincia de Entre Ríos, en el año 2009, con el objeto de fundamentar los lineamientos básicos de un Proyecto de Ley presentado por el Senador José Luis Panozzo, Ley que finalmente fue aprobada por unanimidad en el recinto.
1. Más allá del esfuerzo que nuestro Sistema Educativo realiza por recuperar la historia y presencia de la cultura nativa milenaria de América y de sus regiones, subyace todavía UN PROBLEMA EPISTEMOLÓGICO Y CUANTITATIVO de envergadura respecto del Proceso Histórico en sí, acaecido en el Continente desde el ingreso del hombre, hace alrededor de 40.000 años hasta el presente. En efecto, el eje natural de este proceso, estrictamente humano, FUE DISTORSIONADO ARTIFICIALMENTE hacia Europa a partir del arribo fortuito de occidente en 1492. En el fondo, el Sistema Educativo Nacional y Provincial, con relación a relatos e interpretaciones con los que pretende expresar el proceso de la humanidad continental, arrastra un problema de legitimidad en la estructura científica de los elementos que configuran la historiografía vigente.
2. Todos somos emergentes del Sistema Educativo cuyo contenido permanece anclado en la Colonia y en la República, ignorándose todo lo anterior a los mencionados períodos o, a lo sumo, contemplándolos como anecdotario de curiosidades y, en general, con un espacio curricular reducido y fuera de contexto. Resulta así un patrimonio sustancialmente recortado.
3. Voluntaria o involuntariamente hemos incorporado con naturalidad el contenido y la estructura de ese patrimonio recortado. Esto resulta sumamente grave si tenemos en cuenta que la Historia que se nos transmite constituye, de hecho, el basamento de nuestra identidad en cuanto somos nativos de Entre Ríos, Argentina y América. Lo cual salta a la vista cuando reconocemos en nosotros mismos, y en la población en general, un rotundo desconocimiento respecto del Proceso Histórico-Cultural milenario de nuestra América anterior al arribo del sistema occidental. Por este motivo es que un porcentaje significativo de nuestra población siente y expresa, por ejemplo, que los argentinos no tenemos historia porque ‘somos un pueblo joven’ o porque ‘descendemos de los barcos’. Más aún, hay quiénes afirman ser europeos, lo cual no constituye un delito pero sí una distracción o carencia profunda de la que no somos conscientes.
4. América y Argentina, como Europa y demás continentes, tienen “una sola historia”: LA DEL HOMBRE que, en nuestro caso, se inició hace alrededor de 40.000 años cuando diversos grupos ingresaron al Continente desde Asia, protagonizando desde ese momento una dispersión y proceso o devenir histórico-cultural que llega a nuestros días. En efecto, NO HAY DOS HISTORIAS, a lo sumo han surgido incidentes significativos o traumáticos ―como la irrupción occidental en el continente o la expansión incaica en regiones de Sudamérica― que momentáneamente y por la fuerza se impusieron sobre el fabuloso proceso preexistente, debilitándolo al extremo o negándolo.
5. ¿CÓMO Y POR QUÉ, paulatinamente, se produjo esta distorsión en la transmisión del proceso causal de la humanidad continental?
a) Por una imposición paulatina y metódica de un sistema foráneo poderoso y excluyente sobre otro preexistente y distinto, pero absolutamente legítimo, si bien más frágil desde la potencia bélica y estratégica. Los arribados no quisieron o no pudieron ver e interpretar todo lo que encontraron y sus antecedentes milenarios cristalizados en enormes logros culturales, socio-políticos, artísticos, científicos, tecnológicos y deportivos. Por eso justificaron la esclavitud, la imposición de una ideología foránea a través de su religión y el desprecio por la filosofía de vida nativa.
b) Por la aplicación de conclusiones erróneas emanadas de silogismos con una de las proposiciones falsas. Por ejemplo: La historia y cultura las hacen los hombres; es así que aquí no había hombres sino salvajes, por lo tanto en este continente la historia y la cultura ‘empiezan con nosotros que sí somos hombres’.
Tales conclusiones erróneas, que les permitieron destruir y desvalorizar la historia y cultura local y su protagosnista, sumadas a las apetencias y a los objetivos que fueron proponiéndose a lo largo de tres siglos, configuraron la distorsión de la historiografía local y el quiebre artificial del único proceso de la humanidad continental que llega a nuestros días. Las consecuencias de este accionar o modus operandi del invasor están perfectamente reflejadas en la currícula, los textos escolares y ensayos históricos en los que se plantea, sin atenuantes, una clara dicotomía, inaceptable desde la antropología, la ciencia histórica y la epistemología. Según el enfoque vigente todavía en el sistema, a partir del arribo europeo surge un ‘ANTES’ carente de historia (a lo sumo se le reconoce una confusa “pre-historia”, o sea “antes de la historia” verdadera) y un ‘DESPUÉS’ en que, con ellos, habría comenzado la verdadera historia.
Los parámetros filosóficos y epistemológicos aplicados durante 3 siglos en la transmisión de una historia excluyente desde la mirada del invasor, curvaron el eje del proceso humano continental de 40.000 años y, en algunos casos, solo lo disimularon o desvalorizaron de forma ilegítima. Un proceso histórico fecundo que NO ES “DEL INDIO” sino “DEL HOMBRE AMERICANO”, de la única especie Homo sapiens que existe en el planeta, desde por lo menos 150 mil años antes del presente. En última instancia no debemos olvidar que el hombre que ingresó al continente por Bering era el mismo que habitaba Asia y Europa y que había partido originalmente desde África.
6. El Patrimonio histórico-cultural de nuestro continente es inconmensurable, aunque desconocido por las razones antes expuestas, y pertenece por derecho y obligación a quienes hemos nacido o han sido adoptados en esta tierra, más allá de supuestos orígenes extra continentales de algunos de sus actuales habitantes. En la actualidad predomina todavía la idea de dos historias paralelas y excluyentes por causa del enfoque epistemológico que brinda la historiografía oficial y oficiosa, si bien hay que reconocer algunos avances inspirados en la arqueología y etnografía que científicamente sacan a luz la legitimidad y riqueza del devenir milenario de la humanidad local. Sólo resta que el Sistema Educativo en sí modifique paulatinamente, pero con decisión, el enfoque de nuestra historia y reconozca como propio ―no como de “los indios”, que nunca existieron ni existen en el continente― lo acontecido desde el ingreso del hombre, pasando por las diversas etapas del proceso, incluida la irrupción occidental y su despliegue ―que también es nuestra historia por el solo hecho de haber sucedido en nuestra tierra― y por nuestra emancipación hasta llegar al presente en que todavía muchos Pueblos de origen anterior a la invasión de 1492 son testigos vivientes de aquel proceso escondido o dormido en la conciencia y en la Identidad de gran parte de la Humanidad continental.
7. El Proyecto de Ley, en estudio y discusión en la Comisión de Educación de la Honorable Cámara de Senadores, no niega lo sucedido a partir de 1492 sino que lo analiza y lo asume críticamente en el contexto del único proceso histórico americano, por más que su intervención haya sido coercitiva y traumática en la mayoría de sus actuaciones y con argumentos falaces (como el que afirma que aquí no había hombres) que teóricamente justificarían su brutal intervención.
8. Se trata de una tarea lenta, ardua y profunda, pero necesaria si nos proponemos brindar a nuestra población la totalidad del Patrimonio Histórico-cultural y enriquecer la Identidad de la Humanidad Provincial, Nacional y Americana. Sin embargo enderezar el eje curvo de nuestra historia no se logra con un Decreto. Por el contrario, es un sendero a recorrer y un tesoro escondido a discernir científicamente, es decir, desde la ciencia arqueológica, antropológica, etnográfica, histórica y metodológica con la ayuda de las ciencias positivas que nos permiten desentrañar, sin margen de error, los vestigios que dejó el hombre a través de los milenios. Sobre todo la arqueología que, desde sus propios métodos de investigación y fechados, brinda una fuente confiable, coherente e inagotable que nos permite leer los hechos pasados del devenir causal que nos pertenece como nativos, nos consideremos aborígenes, criollos o adoptados.
9. A esto apunta una Ley como la que esta Senado estudia en estos momentos. El Proyecto no es simple y supone pasos de envergadura que con cautela y decisión es posible llevar a cabo en la medida en que el Senado lo considere justo y viable a pesar de los escollos que puedan surgir.
10. Desde mi percepción de la realidad actual, considero que en el ámbito de la educación habría cuatro dimensiones o pasos a implementar para que la Ley propuesta resulte efectiva a corto, mediano y largo plazo.
- Reformular en la currícula y textos escolares el enfoque, contenido y estructura de “nuestra historia” reflejada hoy en una historiografía que, en general, troncha, omite o distorsiona ‘el proceso humano continental milenario’, aún cuando en la actualidad se le brinde algo más de espacio físico a ciertos temas considerados inadecuadamente pre-hispánicos ya que, como hemos afirmado, ‘lo hispánico’ no inicia la historia del continente sino que simplemente irrumpe en ella y se impone por la fuerza con un sistema y una estructura foránea.
- Capacitar adecuadamente a los actuales docentes en función de una aplicación correcta del espíritu y objetivos de la Ley. Esto a través de Jornadas, Seminarios, Talleres y Cursos intensivos y Bibliografía pertinente.
- Especialmente revisar y reformular el contenido de la currícula correspondiente a los Institutos de Formación Docente (Terciarios y Universitarios) en lo que se refiere a “nuestra historia”.
- Creación de una asignatura que contemple progresivamente en los distintos niveles la totalidad del proceso histórico Continental, Nacional y Provincial en el orden cronológico real en su dimensión de tiempo y espacio. Por ejemplo, cuando corresponda tratar el inicio de la Historia de América debe quedar claro que ella no se inicia con el arribo del sistema europeo desde 1492, sino con el primer ingreso del Hombre que, a través de los milenios, conformó una variedad espectacular de estrategias (culturas), con las que se encontraron casualmente los navegantes occidentales hace apenas 500 años. Culturas tan maravillosas y legítimas como las de los restantes continentes.
- Publicado por mauroliver en: